Ver al puertorriqueño Javier Báez en el terreno del Comerica Park la tarde del lunes, horas antes del primer juego de la serie de los Tigres contra los Padres, parecía una sesión típica de trabajo temprano en el infield, especialmente con el coach del cuadro interior, el también boricua Joey Cora, presente. Pero entonces Báez corrió hacia el campo corto y siguió de largo hasta el bosque central.
Mientras Dillon Dingler y el cubano Andy Ibáñez realizaban sus prácticas de bateo, Báez perseguía elevados desde el jardín central, siguiendo la trayectoria en una tarde ventosa. Fue un buen trabajo de preparación para la tarea que ahora tiene por delante.
Aunque el regreso de Jace Jung a los Tigres a la antesala fue el movimiento principal del roster el lunes, el impacto secundario fue igual de interesante. Con Ryan Kreidler bajado a Triple-A Toledo para hacerle espacio a Jung en el roster de 26 jugadores, Báez está listo para esencialmente compartir la pradera central con Riley Greene. Inició su primer partido de por vida en esa posición durante la victoria de los Tigres por 6-4 -- y efectivamente, la bola lo encontró inmediatamente, con el primer out del partido.
Lo que comenzó como un experimento en los Entrenamientos, el mover al infielder Guante de Oro al jardín central para ganar flexibilidad en el roster, es ahora más como un tiempo compartido en la posición.
“Hemos estado construyendo esto durante las últimas semanas”, comentó el manager de los Tigres, A.J. Hinch, el lunes, “e incluso remontándose a la primavera, tratando de cubrir nuestras bases para una variedad de decisiones que pensábamos que íbamos a tener que tomar”.
Báez tiene mucho que ver con eso. No sólo ha mostrado habilidad para adaptarse a la posición, sino que tiene un entusiasmo por ella que no todos vieron venir. Su oportunidad de jugar en la posición que defendió mientras crecía ha ayudado a preparar una nueva fase en su carrera, una transición de ser un campocorto titular con un futuro incierto a un jugador de rol versátil en un equipo contendiente.
“Estamos aquí para ayudar al equipo”, indicó Báez. “Todos están disponibles para ayudar al equipo. Hay muchas oportunidades aquí para jugar en diferentes posiciones, y tenemos a muchos que pueden hacerlo.
“Si puedo mantenerme saludable, haré lo que sea. Incluso puedo recibir [detrás del plato] si me necesitan”.
Báez y Hinch hablaron sobre esa última parte en la pretemporada.
“Una de las cosas en las que Javy siempre ha estado comprometido es en ganar”, dijo Hinch. “Y preguntó qué necesitaba hacer para ayudar a este equipo a ganar. Puedes ir a los ajustes en el plato, jugar defensa limpia, el corrido de bases que aporta. Pero la realidad es que el mensaje más importante fue, 'Te vamos a necesitar en múltiples posiciones'. Y él estuvo totalmente comprometido y creo que lo ha asimilado bien, porque vio que nuestro equipo estaba ganando. Era importante para él contribuir y ésta era la mejor manera para él”.
“No está mal visto como quizás hace una década, no estar fijo en una posición. De hecho, es más un cumplido poder ser la respuesta en un par de posiciones”.
No es sólo en el terreno donde Báez ha tenido un impacto renovado. En el plato, el Báez que le hacía swing a todo ha sido moderado por un enfoque más selectivo. Entró al lunes con una tasa de swings a pitcheos fuera de zona del 36 por ciento según Statcast; sería la más baja en una temporada desde el 2015 si puede mantenerla. Su tasa de swings fallidos del 28.1% sería la más baja en una campaña desde el 2016. Su tasa de swings del 48.5%, aunque todavía se encuentra por encima del promedio de MLB, sería la primera vez por debajo del 51% desde su año de novato en el 2014, según FanGraphs.
“Haciendo ajustes”, comentó Báez hace un par de semanas, “simplemente tratando de ser paciente y tratando de ver la bola a través de la zona. Estoy tratando de trabajar en mi timing, no en el de los lanzadores”.
Esa selectividad viene con una contrapartida. Al reducir sus swings con todo, su tasa de batazos fuertes ha caído predeciblemente, hasta un 28.6% entrando al lunes – ubicándolo en el 10% inferior entre los bateadores de MLB, según Statcast. Y su velocidad de salida promedio ha bajado a 86 millas por hora. Sus tasas de ponches y bases por bolas, mientras tanto, han tenido mejoras menores.
El resultado hasta ahora ha sido más contacto y más oportunidad de usar su velocidad y capacidad atlética.
“Creo que las pequeñas victorias son importantes para los jugadores”, culminó Hinch, “y creo que Javy encaja en eso. Cuando toma control temprano, los turnos al bate mejoran cada vez más. Entonces, en lugar de los swings salvajes temprano en la cuenta, lo has visto dejar pasar algunos lanzamientos más. Eso ha llevado a mejores cuentas.